Sin lugar a dudas: Si algo puede fallar, fallará y además lo hará de la forma que más destrozos haga.
Si algo puede salir mal, saldrá mal.
Nada es tan fácil como parece.
Todo lleva más tiempo del que usted piensa.
Si existe la posibilidad de que varias cosas vayan mal, la que cause más perjuicios será la única que vaya mal.
Si usted intuye que hay cuatro posibilidades de que una gestión vaya mal y las evita, al momento aparecerá espontáneamente una quinta posibilidad.
Cuando las cosas se dejan a su aire, suelen ir de mal en peor.
Cuando se ponga a hacer algo, se dará cuenta que hay otra cosa que debería haber hecho antes.
Cualquier solución entraña nuevos problemas.
Es inútil hacer cualquier cosa a prueba de tontos, porque los tontos son muy ingeniosos.
La naturaleza siempre está de parte de la imperfección oculta.
La madre Naturaleza es muy lagartona.
Nadie por si mismo, puede hacer las cosas lo suficientemente bien.
Siempre hay una forma más sencilla de hacerlo.
Lo que va mal, por lo general, tiene aspecto de funcionar bien.
Cuando se ha detectado y corregido un error, se suele descubrir que no era un error.
Si un experimento funciona, es que algo ha ido mal.
No importa cuál sea el resultado previsto. Siempre habrá alguien impaciente por malinterpretarlo; imitarlo, ó creer que ha sido a causa de su teoría favorita.
Si pide ayuda a alguien no sabrá ver el error, cualquiera que le eche un vistazo, sin que usted o pida, lo verá inmediatamente.
La probabilidad de que suceda algo es inversamente proporcional a lo que quiera que suceda.
Si aplicamos dichas leyes a la informática:
Si funciona la modificación de un programador a un programa ya existente, es probable que no sea lo quieren los usuarios.
Los usuarios no saben realmente lo que quieren, pero saben con certeza lo que no quieren.
Al diseñador se le notificará que es necesario modificar el diseño después (y sólo después) de que haya terminado el análisis. (A menudo, es denominada como ley de "¡Y nos lo dicen ahora!").
Cualquier programa, cuando funciona, es que se ha quedado antiguo.
Cualquier programa cuesta más caro y se necesita más tiempo.
Si un programa es útil, habrá que cambiarlo.
Si un programa es inútil, habrá que demostrarlo.
Cualquier programa se expandirá hasta ocupar toda la memoria del ordenador.
La complejidad de un programa aumenta hasta que supera la capacidad del programador que debe revisarlo.
Si una instalación de comprobación funciona perfectamente bien, todos los sistemas posteriores funcionarán mal.
El error más terrible de un programador sólo se detectará cuando lleve, por lo menos, seis meses de funcionamiento.
Si se ha diseñado el editor de entrada de tal forma que rechace entradas nocivas, siempre habrá algún idiota que descubra el método para que se cuelen datos que no deben.
El único lenguaje que conocen bien todos los programadores es el de los profanos.
Los ordenadores no son fiables, pero los seres humanos lo son menos aún.
Cualquier sistema que dependa de la fiabilidad humana, no es fiable.
Si añade mano de obra a un proyecto informático que va retrasado, se retrasa todavía más.
Construya un sistema que pueda utilizar hasta un tonto y sólo lo querrán utilizar los tontos.
Fuente: Recibido por e-mail
Leyes de Murfy: Aplicadas a la informatica
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