- Nunca me dé el trabajo por la mañana. Hágalo después de las 6:00 de la tarde. Siempre es gratificante contar con el reto de trabajar bajo presión.
- Si es algo urgente, por favor interrúmpame cada 10 minutos para saber cómo voy. Eso sí que ayuda. O mejor aún, mire sobre mi hombro y corríjame cada vez que doy un teclazo equivocado en el ordenador.
- Siempre salga de la oficina sin decirme adónde va. Eso me brinda la oportunidad de estimular mi creatividad cada vez que alguien me pregunte por usted.
- Si mis manos están llenas de papeles, cajas ó libros, ¡no me abra la puerta!. Necesito aprender a valerme por mí mismo en el caso de que me quede impedido: abrir las puertas sin ayuda es un excelente ejercicio.
- Si me da más de una misión por cumplir, no me diga cuál es la prioridad. Así podré ejercitar la telepatía.
- Haga hasta lo imposible por tenerme en la oficina hasta tarde. Me encanta estar aquí y en realidad no tengo adónde ir ni nada más que hacer que no sea mi trabajo. Casi carezco de vida propia.
- Si mi rendimiento le satisface, manténgalo en secreto. Si se sabe, podría ser causante de un ascenso. Además, si no lo sé, me seguiré esforzando para que así sea.
- Si no le satisface mi trabajo, hágaselo saber a todo el mundo: me encanta que mi nombre sea el más mentado en las conversaciones. Pero no me lo diga a mí; podría herir mis sentimientos.
- Si tiene instrucciones especiales para la realización de algún trabajo no me las escriba. De hecho, ni siquiera las mencione hasta que ya casi haya terminado el trabajo. ¿Qué necesidad hay de confundirme con información poco útil?
- Nunca me presente a la gente con la que está. No tengo derecho a saber nada. En la cadena alimenticia de la empresa, hay quien cree que yo sólo soy el "Plancton".
- Cuando usted haga una referencia a esas personas en el futuro, yo utilizaré de nuevo mis poderes psíquicos para saber de quién me habla.
- Sea agradable conmigo solamente cuando en el trabajo que yo estoy realizando esté en juego su propia vida, o bien, si un mal resultado pudiera enviarle directamente a usted al infierno de los jefes.
- Cuénteme todos sus pequeños problemas. Nadie más los tiene y es bueno saber que alguien es menos afortunado que uno mismo. En especial disfruto la historia en la que me explica la enorme cantidad de impuestos que tiene que pagar cada vez que le dan a usted un "bonus" por ser un gran jefe y haber hecho que entre todos consigamos los objetivos.
- Espere a que venga mi revisión anual de resultados para entonces decirme cuál debió de haber sido mi objetivo principal.
- Califique mis resultados como mediocres y deme un aumento basado en la inflación. De cualquier forma, yo no estoy aquí por dinero: ¡zoi un pofezioná !.
6 han comentado:
Jajajajajajajaja, que me troncho y me mondo!!!!!
Qué bueno, qué bueno!!!!
Menos mal que no tengo jefe, si no lo imprimía y se lo ponía, pero como soy yo misma, no me voy a dar "mermelada" desde la mañana que luego me pongo tontorrona.
Genial encanto y besitos
Montse, yo pensé lo mismo que tu cuando lo recibí pero tampoco sabia a quien enviarselo ya que tengo dos curros como digo yo y en ninguno jefe!!
joer que bueno es que me meooooo
Jordi, es bueno verdad
Y por herencia si, a su vez, tu también eres jefe estas obligado a heredar dicho comportamiento.
Con lo que aunque seas una bellísima persona al dirigirte a tus subordinados haras lo mismo que has recibido.
Y tus subordinados, cuando algún dia sean también jefes... pues eso. A dar caña.
Ale la jacta est. O algo así... vamos, que la suerte se ha terminado (traducción libre)
J.Casas, no exactamente yo jefe no soy, en uno tengo socios y somos todos trabajadores por igual y en el otro no tengo un jefe directo. Mas o menos lo que diriamos autonomo, supongo que no me he explicado pero da igual.
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